Debemos la creación de la Academia Municipal de Música de San Sebastián,  como así se llamó lo que

hoy es el Conservatorio Francisco Escudero, al violinista donostiarra Fermín Barech (1840-1891).

 

Fermín Barech,   había  estudiado  composición  bajo  la  dirección   del  eminente   y   erudito  profesor

François Joseph Fétis (1784-1871)  y  violín con  Hubert  Léonard (1819-1890)  en el  Conservatorio de

Bruselas.   Allí  obtuvo  los  Primeros  Premios  de  Fin  de  Estudios  en  Violín  y   en  Composición.  Se

distinguió como Primer Violín en el  Teatro  Real  de  Bruselas,  donde llegó a tocar bajo la dirección de

Richard  Wagneractuó con la Sociedad de Cuartetos de Léonard  y  más tarde  en  el  Teatro  Real  de

Madrid [1].

 

Él,  que  durante varios años vivió  en primera persona el ambiente  y  la  enseñanza musical en su  más

elevado nivel, quiso implantar una academia musical pública en donde, además del solfeo,  también se

enseñasen los diversos instrumentos que constituyen una orquesta [2],  con  el rigor y  la seriedad  que

él había visto en Bruselas.

 

Así pues,   su objetivo no era otro  que  el de  formar  profesionales   de la  propia ciudad para nutrir las

agrupaciones musicales  que   San  Sebastián necesitaba,  ya que,  por  aquel entonces  las  bandas  y

orquestas    que    actuaban     durante   el    verano,   se   hacían  venir  de  fuera  [3]   para  los  grandes

José Juan Sanesteban

acontecimientos musicales de la temporada estival.

 

La  presencia  musical de la  ciudad, que  estaba representada por  La  Capilla

Musical de las parroquias, reglamentada desde 1848  y  dirigida entonces por

José Juan Santesteban (1809-1884), se limitaba a las grandes solemnidades

religiosas  [4],   pero su modelo educativo era insuficiente  para la idea que se

empezaba a fraguar sobre la enseñanza pública de la música.

 

 

 

 

    [1] José Ignacio Tellechea Idígoras. Orígenes de la Academia Municipal de Música. Pag.17 
    [2]  José Ignacio Tellechea Idígoras.  Orígenes de la  Academia  Municipal  de Música. Pag.16
    [3] José Ignacio Tellechea Idígoras. Orígenes de la Academia Municipal de Música. Pag.19
    [4] José Ignacio Tellechea Idígoras. Orígenes de la Academia Municipal de Música. Pag.14

 

 

En 1866, Fermín Barech ya propuso al Consistorio Municipal la creación de una Academia de Música.

Fue el primer intento de muchos, pues volvió a plantear la cuestión en 1869 y en 1874.

                                                                                                                   

En 1877,  se frustraron sus ilusiones al crear el  Ayuntamiento solamente la  Escuela de Solfeo,  en la

que   el   Ayuntamiento   nombró   como   profesores   de   la   misma  al  ya  mencionado  José  Juan

Santesteban  (1809 – 1984)  y   a  Raimundo Sarriegui  (1838 – 1913),  músicos  de  renombre  y  muy

considerados en la ciudad.

 

Raimundo   Sarriegui,     ya   era  un   compositor   muy  estimado   por  tantas   marchas,   danzas   y

contradanzas, pasacalles,  himnos, polcas y demás música festiva que salieron de sus manos y que

aún hoy en día se disfrutan con fervor en las fiestas de la ciudad de Donostia.

 

                                 

                                                                   Raimundo Sarriegui dirigiendo la banda Euterpe, fundada por él.

 

Para un violinista profesional de la categoría de Fermín Barech, de carrera artística bien cimentada,

de competencia unánimemente reconocida y de autoridad indiscutible [5], la creación de la Escuela

de Solfeo, sin el contrapunto de la enseñanza de los diferentes instrumentos musicales, era a todas

luces insuficiente. 

 

En  1878,  volvió  a  exponer  la cuestión ante el  Ayuntamiento  a  la  vez  que ofreció  una  serie  de

conciertos en los que tuvo mucho éxito. Quizás fueron estos últimos hechos los que terminaron de

convencer  al  Ayuntamiento  para  poner  en  marcha,  por  fin,  la ansiada Academia  Municipal  de

Música de San Sebastián en 1879. 

 

 

    [5] Revista Vascongada Euskal-Erria. Crónica de 1915: Violinistas Donostiarras. Academia Municipal de Música de San Sebastián.

 

 

Fundación de la Academia municipal de Música de San Sebastián, 1879.

 

Para  la  elaboración  del  Reglamento  Orgánico  se  consultaron los  de  las  Escuelas  de  Música  de

Pamplona  (1858),   Bayona  (1876)   y   Bilbao  (1878).    En  San Sebastián  se  optó  por  elaborar  un

reglamento análogo al de Bilbao con algunas modificaciones.   Por ejemplo,  se elimina el artículo  41

que  abría  la  puerta  a  una matrícula especial  para  mujeres en   condiciones análogas  a las  de los

alumnos gratuitos  y  dedicadas a la enseñanza exclusivamente de canto  y  piano [6]. Efectivamente,

en los listados del primer curso 1879-1880, se puede comprobar que todos los alumnos son varones.

 

El primer cuadro de  profesores fue el siguiente:  Fermín Barech fue nombrado director  y profesor de

violín superior,  Federico González  de violonchelo  y  contrabajo, Joaquín  García  de violín elemental,

Mariano Huesca de clarinete y saxofón, Luis Repáraz de flauta, flautín, fagot y oboe, Juan Hernández

de instrumentos de viento metal:  trompa,  trombón,  bombardino  y  cornetín;  Justo Sáiz y Raimundo

Sarriegui eran profesores de solfeo.   Bonifacio Echeverría  sustituyó a Justo Sáiz tras su retirada  en

1882, obteniendo la plaza por concurso oposición.

 

Aparte   de   las  obligaciones  docentes,      se   acordó   que  los  profesores  deberían   intervenir   en

determinadas funciones musicales de las parroquias de Santa María y San Vicente.

 

Ya en el primer año de funcionamiento (1879)  había  358 alumnos matriculados. En 1880 se anuncia

también la matrícula para la enseñanza pública de silbo (txistu).

 

Plazuela de las Escuelas. Al fondo, edificio municipal, dependencias donde se impartían clases de música en 1880 [7]

    [6] José Ignacio Tellechea Idígoras. Orígenes de la Academia Municipal de Música. Pag.31 
    [7] Fermín Barech Fundador y primer director de la Academia Municipal de Música. José Ignacio Tellechea Idígoras. Pág. 180. Eresbil

 

 

Para situar la historia del Conservatorio en su contexto, hay que tener en cuenta el auge y la expansión

que la ciudad experimenta con el derribo de las murallas en 1863. A su vez, esto genera un importante

desarrollo económico, comercial y, por ende, cultural.

 

Conviene  destacar  que cuando  se funda  la  Academia  de  Música en 1879,   la Reina Regente María

Cristina Habsburgo-Lorena aún no veraneaba en San Sebastián,  ni se había comenzado a construir el

Palacio de  Miramar o el  Gran  Casino,   actual ayuntamiento de la ciudad;   tampoco existía el  Orfeón

Donostiarra.   Sin embargo,   San Sebastián ya es una ciudad posicionada como ciudad-balneario y  de

veraneo.

 

     

San Sebastián a finales del siglo XIX

 

La creación de la Escuela Municipal de Música fue la idea de un músico que supo captar con antelación

las necesidades musicales de la ciudad y que ideó una estructura para encauzarlas.

 

Por otra parte,  tampoco  se lo puede considerar como  un hecho aislado,  sino que  hay que  enmarcarlo

dentro de una corriente general  que se estaba dando en toda España con la creación  de  Academias de

Música Municipales en muchas capitales.

 

 

Academia Municipal de Música versus Banda Municipal, 1886

 

A pesar de la buena disposición de todas las partes implicadas en el proyecto de la Academia Municipal

de Música, fueron años muy difíciles y conflictivos.  Había  pocos profesores,  escasez  de instrumentos;

las  faltas de asistencia de los alumnos adultos eran  abundantes,  especialmente  cuando  empezaba  a

alargar el día y los chicos no asistían a los ensayos de coro. Los problemas y rencillas entre los músicos

de la Capilla Musical y los de la Academia  de  Música se acumularon de tal forma, que en  1885 se llegó

a plantear la desaparición de la institución de enseñanza musical. 

 

En 1886 el Ayuntamiento decidió crear una Banda Municipal de Música con  el objetivo de amenizar los

veranos  donostiarras.  Unos  90  conciertos  en  tres  meses.  Esta  propuesta  fue muy controvertida  y

polémica  porque  ponía  en  peligro  la  propia  subsistencia  de  la  Academia  y  la  desaparición  de  la

enseñanza de los instrumentos de cuerda.  Los músicos de la Banda asumirían la enseñanza del solfeo

y  de los instrumentos de viento.  Sin embargo,  había voces dentro de la propia  Corporación  Municipal

que consideraban que  los músicos de  Banda no tenían preparación  profesional,  ni  metodología  para

impartir dichas  materias.  Aún  así,  en  detrimento  de la Academia,  decidieron  apostar  por  la  Banda 

Municipal  que asume a su vez la enseñanza del Solfeo y de  los instrumentos viento.   Esto  conlleva la 

práctica desaparición  de la enseñanza  de los instrumentos  de cuerda.  La  sección  de  enseñanza  se

denomina Academia de la Banda de Música.

 

La  Academia de Música iniciada por  Fermín  Barech  en  1879  se clausura  definitivamente  en  1888.

Fermín Barech murió en 1891.

 

La Banda  y  la Academia de la Banda Municipal de San Sebastián son dirigidas desde su fundación en

1886  hasta  1912  por  Álvaro  Milpager  (1886-1889),  Bressonier,   Juán  Guimón  (1889-1895),  José

Rodoreda,  Arturo Saco del valle  (1905),  Valentín Castellano (1906)  y Bernardo Gabiola  (1907-1912)

sucesivamente.

 

                                                                                               Bernardo Gabiola en el centro.

 

 

 

Euskal-Batzarre: Sala Wagner. Sociedad Easo: Palacio de Bellas Artes 1895

 

Paralelamente,   en  nuestra  pequeña ciudad de algo más de   30.000 habitantes,   había  un  grupo  de

personas instruidas e  inquietas, aficionadas a la literatura, Música, Pintura, Arqueología, Investigación

y  todas las ramas de las ciencias y el saber.   Se reunían con regularidad en una tertulia que disertaba

sobre todos estos temas y que derivó en la Sociedad Euskal-Batzarre. 

 

Entre  ellos  se  encontraban  los  músicos Leonardo MoyúaGermán CendoyaMarino Tabuyo,  Juán

Guimón,  y otros ilustres personajes de la Sociedad donostiarra.  Ellos se consideran los sucesores de

aquella   Sociedad   Bascongada  de  los  Amigos  del  País   (1765-1808)    fundada  por  el  Conde  de

Peñaflorida, de cuyos ideales y propósitos toman el testigo.

 

Constituyeron la “Euskal-Batzarre” (1893) con local en la calle General Echagüe y su sala de conciertos

“Sala Wagner”.   Lo que en un principio eran veladas íntimas de música de cámara realizadas  por ellos

mismos,   en poco  tiempo  se  abrió  a  un público  más  numeroso  creando  el  sistema de socios que

pagaban una cuota. 

 

Es así como en  1895  se crea la Sociedad Anónima Easo.  Ésta adquiere un solar en una calle que aún

no tenía nombre, que no es otra que la calle Euskalerria. En ella edifican el Palacio de Bellas Artes para

organizar  y  acoger  el cada  vez  más  numeroso  abanico de público  y  actividades.   Se  inaugura  en

noviembre de 1896 con un concierto dirigido por Juán Guimón.

 

                                                                           

                                                                                                                  Leonardo de Moyúa, en la Sala Wagner,1895

 

 

 

 

Palacio de Bellas Artes, calle Euskal-Erria. Academia de Música. 1897-1912

 

La  Sociedad de  Bellas  Artes había nacido en  1895  y  era la responsable de gestionar las actividades

culturales  en  el  nuevo  edificio  de la  calle  Euskal-Erria,   el  Palacio de  Bellas  Artes,  propiedad de la

Sociedad Easo. 

 

En  el  verano de  ese  mismo  año  organizó   la primera  Exposición de  Bellas  Artes  celebrada en San

Sebastián con  pintores de la talla de Regoyos y Ugarte,  como los guipuzcoanos más destacados. Fue

una exposición  que tuvo amplio reconocimiento y difusión por la categoría de quienes participaron en

ella con su obra: Sorolla, Rusiñol,  Benlliure, Susillo, Muñoz Degrain, Gordón, Hernández Nájera y tantos

otros [8] y que posicionaba a San Sebastián como ciudad de élite y de alto nivel cultural.

 

La importancia  que tiene la  Sociedad de  Bellas Artes para la Historia del Conservatorio es que fue en

el  propio Palacio de Bellas Artes donde se ubicó la Academia de Música  y  donde  se  impartieron  las

clases   hasta  el año 1912.  Para la Sociedad de  Bellas  Artes la enseñanza de la  Música  era un  pilar

fundamental en su tarea cultural, que además contaba con el apoyo económico del ayuntamiento.

 

En 1897 se propuso a Alfredo Larrocha como profesor  y  director de la nueva Academia.  Se impartían

todos  los  instrumentos  de  cuerda,   canto  y  solfeo.   Poco tiempo duró,  sin embargo,   esta  entidad

artística,   que  apenas  fundada,   revelóse tan brillantemente.    Pequeñeces  que  derrumban  grandes

instituciones, se han registrado con frecuencia en Donostia. Más tarde, la  Sociedad  Económica de los

Amigos  del  País,   con  la  cooperación  de  las  Corporaciones provincial   y  municipal,   estableció  la

Academia musical  que durante muchos años  ha venido funcionando  en el ya  incendiado  Palacio  de

Bellas Artes, de la calle de Euskal-Erria [9]

 

       

 1898,  Palacio de Bellas Artes de la calle Euskal-Erria

 

     [8] Revista Blanco y Negro nº 276. 15 de agosto de 1896.
     [9] Revista Vascongada Euskal-Erria. Crónica de 1915: Violinistas  Donostiarras. Academia Municipal de Música de San Sebastián.

 

 

La  Academia  Musical  estuvo  bajo la tutela económica de las  Corporaciones  Provincial  y  Municipal

y  la  Sociedad  Económica  de  Amigos del País,  y se la conoció como  Academia de Música de  Bellas

Artes,  ya que las clases se impartían en el mencionado  Palacio,  edificio debido al  arquitecto José  de

Goicoa y Barcaiztegui   (1844-1911).   En  la  zona  superior  se encontraba  el  Salón  Teatro  donde  se

representaban obras de teatro,  ballets,  conciertos  y  espectáculos humorísticos;   en  los locales de la

planta baja se impartían las clases de música. 

 

Allí estudiaron o dieron sus primeros recitales  José Mª Usandizaga  (1887-1915)  o  el  ya  consagrado

Léo de Silka, nombre artístico de Leonardo de Moyúa  (1857-1920),   en una época en la que un alcalde

podía ser a su vez un concertista de talla internacional como era el caso de Léo de Silka.

 

En 1912, el cuadro de profesores era el siguiente: 

 

Germán Cendoya (solfeo 1898), (órgano 1900) y piano

Manuel Cendoya (solfeo y piano 1902)

Bonifacio Echeverría (órgano y armonía 1898-1900)

José Mª Echeverría (canto y coro 1898-1903)

Secundino Esnaola (canto y coro, 1907)

Claudio Jauregui (armonía y composición 1900-1902)

Alfredo Larrocha (instrumentos de arco, conjunto instrumental, dirección 1897)

Leonardo Moyúa (piano 1900-1903)

Beltrán Pagola (armonía y composición, piano 1898, 1903)

Ángel Sainz (solfeo 1898-1907)

Eulogio Villabella (canto)

 

 

Vínculo de figuras relevantes con la Academia de Música

 

Fueron  aquellos,  unos años de  efervescencia musical para la ciudad de  San Sebastián.  En el Palacio

de  Bellas  Artes actuaron grandes nombres,   se  organizaron  las  primeras  exposiciones  de pintura  y

escultura.   Todas las manifestaciones artísticas  y  literarias tuvieron un extraordinario auge.   No cabe

duda  de  que  un  gran  impulsor  de  estas manifestaciones culturales fue  el  concertista  Léo de Silka,

Marqués de Rocaverde. 

 

Desde 1887,  bajo la Regencia de la reina María Cristina,   hasta 1928,   San Sebastián se convirtió en el

lugar de veraneo de la familia Real,  y la aristocracia española y europea.   Fueron años de esplendor en

lo social, en lo económico y en lo cultural. 

 

La ciudad contaba con 2 orquestas, además de la banda y pequeñas agrupaciones  y  orquestinas muy

requeridas para los abundantes festejos. San Sebastián era una ciudad cosmopolita y muchos artistas

actuaron en ella.   Durante todo el verano había una completa temporada de conciertos:   Son  los años

del  veraneo  de Pablo Sarasate,   o de los magníficos  conciertos  de  Enrique Fernández Arbós  (1863-

1939).   Para hacernos una pequeña idea de lo que suponía la actividad cultural,   he aquí un párrafo de

las Memorias de Enrique Fernández Arbós

 

 

 

Durante las vacaciones de  Nochebuena (1896), nuestro cuarteto español, llevando como
pianista a Carlos Sobrinoemprendió un viaje por España.  Tocamos en la Sociedad de
Bellas Artes de  San  Sebastián.   Yo  había  actuado antes en  ella en un concierto en que 
tomaba parte, como pianista, Léo de Silka, marqués de Rocaverde,   al que asistió  toda
la Familia Real  y  guardaba  un  grato  recuerdo  del ambiente  íntimo  y  simpático de  su
público y de su salita de conciertos.
Esta segunda  actuación obtuvo un gran éxito  y, durante los días de nuestra estancia  en
Donostia,  tuvimos  ocasión   de  darnos   cuenta  de  las  actividades  de  la  Sociedad  y 
compartir  con  varios queridos amigos su vida íntima y alegre, así como  sus  iniciativas
artísticas. 
Alma   de   ellas   era   el   compañero   que  había   de   estar   más  tarde ligado a  mí,  el 
excelente   violonchelista   y   después   director   de   orquesta,  inagotable animador  de
alegres y jocosas fiestas, Alfredo Larrocha.  La Sociedad de Bellas Artesno se  limitaba 
a la  música  de  cámara.   Patrocinaba  esta  asociación,  aparte  los conciertos , óperas
improvisadas,     exposiciones   de   cuadros,     recitales   de   órgano,  representaciones 
humorísticas, producción de las primeras películas que  se conocieron en la ciudad, etc

[13].                                                                                                                                                                                            Enrique Fernández Arbós, 1894

                                                                                                                                                                                                           

                                   

Un  ambiente tan selecto,  que tenía lugar en el mismo edificio,  ¿Cómo no iba a  influir  y  a  interactuar

con la Academia de Música?   La  vida  musical de la ciudad  y  la de la  Academia  estaban  totalmente

ligadas.  Los  profesores de la  Academia eran también  miembros de las  orquestas o  de la banda,  ya

que el presupuesto económico de todo ello partía de las arcas municipales.

 

Se  cuenta  en  la  crónica  Violinistas  Donostiarras de la  Revista  Vascongada  Euskal-Erria, cómo  en

aquellos años“raro era el mukizu  que no hiciera sus primeras armas en el  manejo del  arco del  violín,

todos ellos jóvenes aspirantes a Sarasates”

 

No es de extrañar que en este gran interés por estudiar violín tuviera una enorme influencia el hecho de

que Pablo Sarasate  (1844-1908)  veraneó en la Bella Easo desde 1880 a 1900,  y que durante unos  15

años, a fines de septiembre, hasta el año 1906, Don pablo cooperaba con dicha orquesta (Gran Casino)

en  una  audición  a  beneficio  de  aquella  masa  instrumental,  cuando  se  acercaba  el  término de  la

estación veraniega [14].

 

En  aquellos  tiempos,   aunque  el  prestigio  de  los  músicos era grande,   los  sueldos  de los músicos

profesionales eran por lo general muy bajos.   Hay que tener en cuenta que  Pablo Sarasate  fue el más

famoso  y  el  más  mediático  violinista del mundo de su tiempo,   como diríamos hoy.   Despertaba  el

fervor  y la locura en cada rincón del mundo donde tocaba.  Fue el violinista mejor pagado,  con mucha

diferencia, de su tiempo. Sus actuaciones eran multitudinarias.

 

 

    [13] Enrique Fernández Arbós. Memorias. Ediciones Cid. Pag. 306
    [14] Memorias de Sarasate. Julio Altadill. Edición facsímil de la realizada en 1909. Fondo de publicaciones del Gobierno de Navarra. Pag.273

 

 

    Algunos profesores de la Academia de San Sebastián,  como Alfredo Larrocha,  se contaban entre sus

    amigos.  Sólo en San Sebastián tocó alrededor de  50 veces.  ¿Cómo no iba a tener relación este  bullir

    musical de la ciudad con la propia Academia de Música y sus profesores?

 

 

 

    Dedicatoria (1896) de Pablo Sarasate a Alfredo Larrocha (1874-1946) extraordinario                    violonchelista y profesor de la Academia Municipal de Música de San Sebastián.                          Director en numerosas ocasiones de la Orquesta del Gran Casino.

 

 

 

 

    Los conservatorios son instituciones de  enseñanza  musical que  tienen mayor o  menor peso debido,

    en parte,  a los  alumnos  que se  formaron en  ellos y que,  con  posterioridad,  han dejado huella  en la

    Historia de la Música.  Los profesores de los conservatorios  han ejercido  su  magisterio casi  siempre

    en la sombra,  en una labor callada y continua.  Así  pues,  solemos leer que tal intérprete o compositor

    estudió en tal conservatorio y con tales o cuales profesores. 

 

    Primeros alumnos ilustres y otros músicos

 

    ¿Quiénes fueron los primeros alumnos destacados de aquella primigenia Academia, hoy Conservatorio

    Profesional de Música Francisco Escudero?

José María Usandizaga, de niño

                                                                                                                                          En  1896   comenzó   José Mª Usandizaga  (1887-1915)   a estudiar  en  la 

Academia de Música situada en el  Palacio  de  Bellas  Artes.  Hizo  solfeo

con    Manuel   Cendoya   (1861-1920),    piano   con  el  profesor   Germán 

Cendoya,   excelente  y modesto profesor que hizo  pianista a  casi toda la 

generación   donostiarra   de   entonces  y  armonía   con   Beltrán  Pagola

(1878-1950). 

Pablo Sorozabal en Leipzig, 1920

                                                                                                                                                                      Pablo Sorozabal (1897-1988) fue discípulo de la Academia, quien estudió

      violín con  Alfredo Larrocha  (1874-1946)  y armonía con  Beltrán Pagola

      Desde niño  mostró  unas dotes  excepcionales  para  el violín  y  el piano.

      Muy  pronto empezó  a ganarse la vida tocando en cines, cafés, y fiestas.

      Por aquellos años tocó con la orquesta del Gran Casino bajo la dirección 

      del Maestro Arbós  y  Alfredo Larrocha.

                                                                                                                         

      Regino  Sainz  de  la  Maza  (1896-1981),   el  legendario guitarrista  que

      estrenó  el  Concierto  de  Aranjuez   y  abordó  con   renovada  visión  el

      repertorio de la guitarra del siglo XX, vivió unos años en San  Sebastián.   

      Realizó  estudios  en  la  Academia  de Música con Landache,   Quesada  Beltrán Pagola,  y tuvo  como 

      compañeros  a   Pablo Sorozabal (1897-1988) y Juan Tellería (1895-1949). 

 

 

 

Regino Sainz de la Maza (Palma de Mallorca, 1917)

También lo fue  Juán Guimón  (1870-1916),  alumno de violín de  Fermín Barech,   

músico de gran temperamento,  marchó a estudiar a Viena, renunciando al cargo

de subdirector  de  la Banda de Música de San Sebastián.  Más  tarde,  siendo ya

director  de  la  misma,  se ganó  el primer premio  del  Concurso  de  Bandas  de

Pamplona,   uno  de  los  más importantes de la época.  El  4  de  mayo  de  1889

estrenó  en  el  Teatro Circo su ópera Iparraguirre Junto a  José  Mª  Echeverría

pianista  y  profesor  de la Academiainiciaron  la  publicación  de canciones  en

euskera   en   bloques   de  25   hasta  llegar  a  100,   con   el   título  de  Ecos  de

Vasconia. [17]

El donostiarra  Marcelino Gálatas y Real de Asúa (1837-1899),  fue  compositor 

y  director  de la  Banda  Municipal de Música,  también  muy  relacionado con la

Academia Municipal de Música. 

A las dos de la tarde recorrió las calles de la ciudad la cabalgata presentada en la tarde

del  domingo  en la plaza de toros,  precedida de la banda de música  del  Sr. Galatas  y

seguida de un numeroso coro que con acompañamiento de nutrida  orquesta,  cantaba

en  los  puntos de parada con afinación y gusto,  una preciosa composición,  cuya  letra

en vascuence y castellano, debida respectivamente a los Sres. Iraola y Soroa….[18]

 

Bernardo Gabiola, director de la Academia de la Banda Municipal de Música, 1907-1912

 

Bernardo Gabiola era organista.   En palabras de Joaquín Turina  “el As de los organistas españoles”.

Obtuvo  por oposición la dirección de  la Banda  y  de  la Academia,   ocupando  ambos puestos entre

1907  y  1912.   Este mismo año ganó las oposiciones de profesor de órgano en el  Conservatorio  de

Madrid  y  allí marchó a ocupar la plaza,  llegando a ser subdirector  y  decano de los catedráticos  de

aquel conservatorio.

 

   

                                           Banquete de despedida del Maestro Gabiola en 1912 con motivo de su marcha a Madrid.                                                                                                                               Gabiola sentado en el centro, en primer plano. Hotel du Palais, San Sebastián.

 

 [17] José Luis Ansorena. La canción en Euskalerria. Pag.432.
 [18] Patricio Urquizu Sarasua. Teatro vasco. Historia, reseñas, entrevista ”El carnaval de 1887 en San Sebastián”.

 

 

La Academia de Música se escinde de la Sociedad de Bellas Artes. 1912

 

La  sociedad de  Bellas  Artes llevaba unos años en decadencia.  Las bajas de los socios eran continuas,

llegando   al  punto  de   no  poder  pagar  el  alquiler  o  realizar  reformas  necesarias  en  el  edificio.   El

sostenimiento  económico  de  la  Academia  de  Música,  también subvencionada  por el  Ayuntamiento,

suponía  una  suma  importante.   Por  salvar  la  propia  subsistencia de la  Sociedad,  se acuerda con el

Ayuntamiento  que  éste  asuma la Academia  y  sobre  todo  dé continuidad a una labor académica  que

tenía un gran prestigio y  que daba excelentes resultados artísticos.  El Ayuntamiento se comprometió  a

mantener las plazas  y  categorías del profesorado  y  unificar las academias de música que ya tenía:  La

de la Banda Municipal con la Academia de Bellas Artes.

 

El  15  de  octubre  de  1912  se inauguraba  la nueva  Academia Municipal  de  Música  y  Canto  de  San

Sebastián  en   el   Teatro  de  Bellas Artes en  un acto muy solemne [10].    Las  clases  se impartirían en 

dependencias  pertenecientes  al  ayuntamiento. 

 

Pocos  meses después  de las azarosas gestiones de compra  y  venta del  Palacio, en la tarde del 27 de

febrero de 1913,  el Palacio  de  Bellas  Artes sufrió un terrible incendio.  Bajo las llamas desaparecieron

las esculturas  de Bach, Mozart, Beethoven,  Haydn, Gluck y Haendel que se asomaban desde las alturas

del  Salón Teatro;   también  el  magnífico  lienzo  de  Darío  de  Regoyos  (1857-1913)  representando  la

Cabalgata de las Valquirias, que se hallaba en la Sala de Convenciones.

 

La Academia Municipal de Música en el edificio de la calle Garibay. 1915

 

Por algunas fotos se sabe que la  Academia de Música está en  1915  en el edificio municipal de la calle

Garibay.   En la crónica antes citada de la  Revista vascongada,   a la Academia se la menciona  ya como

verdadero conservatorio: Los desvelos de la Junta auxiliar de música, y la pacienzuda e inteligente labor

del distinguido profesorado y de su director, el competentísimo maestro D. Regino Ariz, hanse puesto de

manifiesto en el brillantísimo concierto que acabamos de indicar.   A la chita  y  callando,   sin  ruidos  ni

estridencias, han transformado la institución en un verdadero Conservatorio. 

 

¿Pero dónde está ese Conservatorio?   En  un  edificio  cuya  portada  ostenta  en  gruesos caracteres  la

inscripción  «Depósito  provincial»,  al  que  ante  la variedad de los servicios  establecidos,   no acierta el

público a distinguirle con otro nombre que el de «Antigua fábrica de tabacos» [11].  La Escuela de artes y

oficios se encontraba también en la misma manzana de casas.

 

 

      [10] La música en la RSBAP. José María Aycart Orbegozo.

      [11] Revista Vascongada Euskalerria. Crónica de 1915: Violinistas donostiarras.

     

 

Antiguo edificio de Tabacalera en 1868, c/ Garibay, donde se ubicó en 1913 la Academia Municipal de Música [21]

 

Alumnos de la Academia tras un concierto en 1915, delante del antiguo edificio de Tabacalera   Fotografías de Ricardo Martín, conservadas por la Fundación Kutxa. Izda a dcha: Félix Sistiaga  (pianista), Zargüeta (bajo), Pérez (tiple), Larrocha hijo (violonchelista)

Quinteto de viento, alumnos de la Academia (mismo concierto que la fotografía anterior). Moreno (profesor fagot), Félix Sistiaga (oboe), Sánchez (trompa), Tricas (flauta), Larumbe (clarinete). 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En esta  fotografía  aparece  como  alumno Félix  Sistiaga  (1896-1972),  quien  había iniciado   sus

estudios musicales en la Academia a los 8 años. Estudió solfeo con Bonifacio Escobosa, oboe con

Valentín Castellanos,  flautín con Ignacio   Gurruchaga, piano con Germán Cendoya y armonía  con

Regino Áriz  (1874-1947)  y Claudio Jáuregui Portu  (1863).

 

Félix  Sistiaga ocupó  una  plaza de oboe en la Banda de música ya con 17 años, y fue catedrático

de  solfeo  en el  Conservatorio  Municipal  de  San  Sebastián  hasta  1967,  año en que se   jubiló.

Ingresó  en  la  Orden  de  Alfonso X  el  Sabio  y recibió la Medalla de Plata  de  la  ciudad  de  San

Sebastián.

 

      [21] Revista Vascongada Euskalerria. Crónica de 1915: Violinistas donostiarras. 

 

 

 

Se conserva un montaje  fotográfico del pianista

Fabián Furundarena  (1862-1928)  y  el violinista

César  Figuerido, (1876-1956),   ilustre  profesor

durante   muchas  décadas  de  la  Academia   y

posteriormente Conservatorio,  en  recuerdo  de

la gira de conciertos de mayo de 1913,  que  les

llevó a tocar en Madrid,  Barcelona,  Valencia   y

otras ciudades hasta llegar a París.  Ese mismo

año  entró  César Figuerido  como  profesor  de

violín en la Academia de Música. 

 

Debía   ser   de   personalidad  muy   abierta   y

brillante;       tenía     grandes    y     abundantes

relaciones profesionales.   Quizás  fue  esto  lo

que  le llevó a crear,  la  Agencia  Internacional

de   Conciertos,     gracias  a   la   que  muchos

reconocidos     músicos      vinieron     a      San

Sebastián;   entre  ellos  Maurice Ravel  y  Béla

Bartók.

      

 

                          La fotografía del gran conjunto formado por alumnas, a la izquierda, orquesta de alumnos y profesores en el centro, y alumnos a la derecha, fue tomada                                                por Ricardo Martín en 1915. En ella se distingue a Larrocha hijo con el violonchelo y al profesor Moreno con un saxofón. 

 

  

 

 

A juzgar por el entorno y  comparando con la siguiente fotografía,   podrían  estar posando delante

del edificio donde se daban las clases de música. Es decir, junto al antiguo edificio de la fábrica de

tabacos,  que formaba patio común con el edificio del Instituto  de Enseñanza  Municipal,  esquina

de las calles Garibay y Andía. 

 

Foto de los profesores de la Academia Municipal de Música tomada por Ricardo Martín,   en 1916. Se conserva en la Fundación Kutxa. Está tomada en el mismo patio que la fotografía anterior.  Izda a dcha: Bonifacio Escobosa (solfeo), Manuel Cendoya (solfeo superior), José Mª Iraola (piano), Francisco Cotarelo (piano), Secundino Esnaola (Bajo), Regino Áriz (director), Valentín Castellanos (viento madera), Alfredo Larrocha (violonchelo), César Figuerido (violín), Beltrán Pagola (armonía) y Josefa Ávila (solfeo).

Hoy  en  día  apenas  se  sabe  algo   de

Bonifacio     Escobosa,      de    Valentín

Castellanos   o,    de    la   única    mujer

profesora, Josefa Ávila, que aún seguía

ejerciendo su labor docente en 1939.

 

José Mª Iraola no hay duda de que  fue 

un extraordinario  profesor de  piano,  a 

juzgar   por    la  cantidad   de   alumnos 

profesionales     destacados     que    se 

formaron  con   él.    Por  citar   algunos,   

Ricardo      Requejo,     Tomás    Garbizu,   

Pascual     Aldabe,        Belén      Aguirre,

Francisco    Corostola,      Félix    Lavilla, 

Carmen Ocáriz,  etc.  Para  muchos  era, 

“El Gran Iraola”.

 

Todos ellos vivieron el extraordinario ambiente musical que,   durante el primer tercio del  siglo XX,

tuvo  lugar  en   San  Sebastián.  Músicos  que  desempeñaron   su  labor  docente   a   la   par   que 

desplegaban su actividad como intérpretes. Es el caso de: Regino Áriz (1874-1947), como director

del Conservatorio,  director de la Banda Municipal de Música,   fino arreglista  y  transcriptor de  las

obras  para  banda  que  se  conservan  en  el  Archivo  de  la  Biblioteca  del  actual  Conservatorio.

Secundino Esnaola (1878-1929), cantante y director del Orfeón Donostiarra desde 1902 y profesor

de solfeo y canto en la Academia desde 1906. Alfredo Larrocha (1874-1946),  como violonchelista

y  director de la Orquesta  del  Gran  Casino  en los conciertos que abrían la temporada  de  verano.   

César Figuerido (1876-1956),   violinista concertista  y  fundador  de  la  Agencia  Internacional  de

Conciertos. Beltrán Pagola (1878-1950) profesor de la Academia desde 1902, antes había dirigido 

la  banda  de  Música   y   actuado  como  pianista  en  la  orquesta  que  dirigía   Alfredo  Larrocha,

compositor y autor de un  Tratado de Armonía. Francisco Cotarelo (1884-1943)  pianista  del  Gran 

Casino desde 1913  y  brillante profesor de piano e Historia  y  estética  del  conservatorio hasta el

año de su muerte. 

Como  se  puede  comprobar,  una labor extraordinaria,  que se ha borrado no sólo  de la  memoria 

colectiva de la ciudad, sino de la del propio conservatorio. 

 

En  1927   se  reconoció  oficialmente  a la Academia como  Conservatorio  Elemental  de  Música, 

siendo entonces su director, Regino Áriz Cía.  

 

 

Regino Áriz, director de la Banda en 1929, entre los alcaldes de Vitoria y San Sebastián.

 

Visita de Béla Bartók. 1932

 

La  siguiente  fotografía  tiene  importancia  porque  nos da una idea de la  relevancia  que  nuestro

conservatorio  tenía  en  esos  años.  En ella vemos ilustrada la visita  que  Béla  Bartók  hizo a San

Sebastián en 1932. 

 

La visita de tan gran compositor a nuestra tierra es debida a la gestión que  César Figuerido hizo  a

través de su Agencia Internacional de Conciertos. Y ¿Quiénes rodean a Bartók? A su lado izquierdo,

Francisco Cotarelo  y  Beltrán Pagola;  detrás de éste,  José María Iraola.  Vemos también a  César

Figuerido. Todos ellos profesores del Conservatorio.

 

Sin  duda  le  agasajaron.   La  fotografía  está  tomada  a  la salida del restaurante  Panier Fleuri de

Rentería. ¿Estuvo Béla Bartók en el Conservatorio? ¿Pisó nuestras dependencias? ¿Firmó en algún

libro de visitas de personalidades ilustres? De momento, son preguntas al aire.

 

Visita de Bela Bartók, Rentería enero de 1932

 

 

 

 

El Conservatorio se instala en la calle Easo. 1933

 

El edificio donde se ubica el actual Conservatorio de Música de San Sebastián  Francisco  Escudero  es

obra del arquitecto municipal Juan Rafael Alday (1870-1955).  Se inauguró en 1933 y albergó el Parque

de bomberos, las oficinas de la Policía Municipal y el Conservatorio de Música, Danza y Declamación. 

 

La esquina que ocupa el conservatorio fue construida exprofeso por el Ayuntamiento de San Sebastián.

Era  el  único  conservatorio  de  España  que entonces contaba con edificio propio,  lo que da idea de la

importancia  que la  Corporación  Municipal  quiso  dar a la enseñanza  musical  pública.   También  fue

dotado con una importante biblioteca que contiene los archivos de la Banda y de la Orquesta.

 

Ubicado en lo que en el año 1930 estaba siendo la zona más moderna y de expansión de la ciudad.  De

estilo  racionalista,  conserva en su interior elementos de origen sencillos,  pero  bellos:  la  escalera,  el

patio  que recibe  luz natural desde el lucernario hasta la planta baja y sirve de punto de encuentro para

los   alumnos,   profesores  y  familias.   Las   aulas   son  exteriores  en  su mayoría  y  poseen  grandes

ventanales. 

 

     

 

La  lectura  que  puede  hacerse  hoy  en  día  respecto a la importancia  que  el  Ayuntamiento  daba  al

Conservatorio,  es  que  decidió  ponerlo en  un  edificio nuevo,  moderno,  emblemático,  situado  en  el

centro neurálgico de la ciudad,  al lado de la catedral,  en un barrio  que  ya  estaba  mirando  hacia  los

humedales de Amara para expandirse.

 

Aún  así,  hay  una  reivindicación  histórica  respecto  a  un  edificio  que hace  ya  años,  no  reúne  las

condiciones  necesarias  para  la impartición de  la enseñanza  musical.  En  la  actualidad,  año  2020,

puede decirse que el edificio incumple la normativa legal.

 

 

El Claustro de Profesores del Conservatorio en 1939

 

La siguiente fotografía es del año 1939,  terminada la Guerra Civil.   Quizás  septiembre u  octubre,

cuando comienza el curso 1939-1940. En ella vemos de izda. a dcha.: 

                                                                                                                                                                                                                                      

 

1º por la Izda.  Antonio  Cortés,   oboísta  y  Secretario  del  Conservatorio.   Antes  de  venir  a  San

     Sebastián había sido músico de la orquesta del Liceo de Barcelona. Decía que desde el foso del

     Liceo se oía el mar. J.A. Medina labrada le sustituyó en la Secretaría cuando se jubiló en 1960.

2º por  la  izda.  Luis  Urteaga (1882-1960).  En 1924 obtuvo  la  plaza  de  profesor  de  solfeo.  Era

     organista, profesor de solfeo, armonía y órgano.

3º por la izda. César Figuerido (1876 – 1956). Profesor de violín en la  Academia desde 1913. 

4º Miguel Ribalta, Era catalán. Profesor de trompeta. Murió en 1961.

Josefa Ávila. Profesora de solfeo. Aparece en la foto de 1916.

José Mª Iraola Arrillaga, pianista, profesor de Mª Carmen Ocáriz. Aparece en la foto de 1916.

Regino Áriz (1874-1947). Director del Conservatorio y de la Banda Municipal.

Francisco Cotarelo (1884- 1943).   Pianista   y   profesor  durante  más  de  30   años.   También

     impartió Historia y Estética.

Mª Teresa Hernández (1885-1975) Profesora de canto y fundadora del Coro Maitea de Irún. Se

     jubiló en 1955 a la edad de 70 años.  Recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio,  la Medalla de Plata

     de la ciudad de San Sebastián y las Palmas Académicas de Francia.

10º Vicente Gomis

11º Alfredo   Larrocha   (1874-1946)   violonchelista  nacido  en  Granada.   Pablo  Sorozabal  fue

      alumno suyo.   Dirigió la Orquesta del Gran Casino y fue un gran impulsor de las Bellas Artes.

      Fue nombrado hijo adoptivo de San Sebastián. 

12º Beltrán Pagola  (1878-1950). Profesor de composición hasta 1948, durante casi 50 años. 

13º Robustiano de Lucas, profesor de trompa. 

 

 

 

 

Ramón Usandizaga, director del Conservatorio entre 1941 y 1963

 

Ramón  Usandizaga (1889-1964),  hermano  de  José María Usandizaga,  fue  nombrado  en  1941

director del  Conservatorio de Música donostiarra.  Bajo su dirección el Conservatorio pasó de ser

Elemental a  Conservatorio  Profesional.  Es  decir,  todo el rango de la enseñanza musical  que  se

podía impartir bajo el Plan de Educación de 1942. 

 

Consiguió  que el  Ministerio  de Educación reconociera la validez académica para los profesores,

en categoría de  Técnicos.   Simultaneó  la  Dirección  del  centro  con  las  cátedras  de  Dirección

orquestal e Historia de la Música y Estética hasta 1963, año en que se jubiló. Durante estos años,

la Orquesta Sinfónica del Conservatorio  y  la Orquesta de Cámara de Guipúzcoa tuvieron  un gran

protagonismo en la ciudad  y  provincia.  Se dieron  numerosos  conciertos  en  el  Teatro  Victoria

Eugenia que tenían lugar los domingos por la mañana.

 

   

          Fotografía de Vicente Martín, 1945. Fundación Kutxa. Profesores del Conservatorio reunidos con el Padre Nemesio Otaño (1880-1956)

 

1ª fila,  sentados.  Izda.   Teresa  García Piudo  (piano),   centro  Nemesio  Otaño,  dcha. Norberto

     Almandoz

2ª fila,   Antonio  CortésElías  ArizcurenRegino  ÁrizBeltrán  PagolaMª Teresa  Hernández,

     Ramón Usandizaga,  xxx, xxx, Eduardo Hernández Asiain, César Figuerido.

3ª fila,  Ángel Cabanas,   Antonio López Hortas, Miguel Ribalta, xxx, xxx,  Robustiano LucasLuis

     Urteaga, xxx.

       

                                             Llaman la atención los numerosos diplomas que cuelgan en la pared del conservatorio

 

 

                                                                                                                          Fotografía de Paco Marín 1949. Fundación Kutxa.                                                                                                                                            Hernández Aisain (violín), Elías Arizcuren (violonchelo) Martín Imaz (piano)[12]

        Algunos profesores del Conservatorio a la salida de Santa María en 1948.                                                                                                                                                  Fundación Kutxa

 

En  esta  fotografía  de 1949,  se puede observar a un joven  Francisco  Escudero  (2º por la izda),

Ángel   Cabanas   y   Beltrán   Pagola,  penúltimo  de  la  derecha.   En  1948,  Francisco  Escudero

(1912-2002),   compositor,   obtuvo   la   Cátedra  de  Armonía  y  Composición.   En 1952  ya  eran

profesores  del  Conservatorio  Municipal  de  Música  Primitivo  Azpiazu  (flauta),  Teresa García

Piudo (piano), Ricardo García Carrese (violín), Elías Arizcuren 1915-2012, (violonchelo).  En 1953

Tomás Garbizu (1901-1989) obtuvo una plaza de profesor de solfeo  y  en 1954 obtuvo la cátedra

de Órgano [13].

 

En 1955 el Excelentísimo  Ayuntamiento de San  Sebastián convocó oposiciones a cátedra en las

especialidades  de  solfeo,  piano  y  fagot,   formando  parte  del  Claustro  de  Profesores  desde

entonces los señores  José  Luis Iturralde de solfeo,  José Montes Vila de fagot,  y  José Antonio

Medina Labrada (1926-1983) y Carmen Ocáriz Álvarez ( 1927-2013) de piano.

 

Relación de directores del Conservatorio hasta 1980.

 

      • Fermín Barech, 1879-1885 (Director de la Academia Municipal de Música)

      • Bonifacio Echeverría, 1885-1888 (Director de la Academia Municipal de Música)

      • Alfredo Larrocha, 1897-1907 (Director de la Academia de Música de Bellas Artes)

      • Bernardo Gabiola, 1907-1912 (Director de la Banda y de la Academia de la Banda Municipal                        de Música)

      • Regino Áriz Cía, 1912-1941  (Director de la Banda Municipal  y  de la  Academia,  nombrado                  Conservatorio desde 1929)

      • Ramón Usandizaga, 1941-1963 (Director del Conservatorio Municipal de Música)

      • Francisco Escudero, 1963-1980 (Director del Conservatorio Superior municipal de Música)

 

[12] Martín Imaz estrenó el Concierto vasco de Francisco Escudero en 1947.

[13] Tomás Garbizu. Autor Patxi Intxaurrandieta y Patri Urkizu. pág. 73-74